Friday, March 16, 2007

'La literatura exige mantenerse abierto, como una membrana permeable a los fluidos de la realidad'


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-Gabriel Ruiz-Ortega / Siglo XXI

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Pablo Simonetti, escritor
Son pocos los que se atreven a dejar una profesión -en la que les va muy bien- por la literatura. Desde su primer libro publicado este buen escritor chileno no ha parado de cosechar éxitos. La prosa de Simonetti se caracteriza por ser diáfana, sugerente y altamente poética. Simonetti es autor del libro de relatos Vidas vulnerables y la novela Madre que estás en los cielos, la cual ha sido reconocida en toda Latinoamérica, y que denota también que la literatura latinoamericana atraviesa un buen momento. Con muy buena onda Pablo Simonetti accedió a esta entrevista.

Eres ingeniero de profesión. En la historia de la literatura también hay escritores que tuvieron una formación científica. Me gustaría saber si esta disciplina termina ayudándote al momento de escribir.

Las matemáticas son esencialmente estéticas. Se fundan sobre representaciones abstractas de gran belleza, orden y simetría. En este sentido, creo que comparten con la literatura una búsqueda de la perfección formal. También los métodos de trabajo en ambas disciplinas tienen bastante en común. Por largas horas permaneces en una estado de gran concentración, abstraído del mundo que te rodea, siguiendo atentamente los caminos que tu imaginación presenta ante ti.

¿Algún punto de diferencia?

Se diferencian tal vez en la manera que trabaja el pensamiento. Las matemáticas van en busca de niveles cada vez mayores de abstracción, en cambio la literatura exige mantenerse abierto, como una membrana permeable a los fluidos de la realidad.

¿Y cuál fue la razón que te llevó a dejar la ingeniería –en la que te iba bien- para dedicarte exclusivamente a la literatura?

La búsqueda de mayores libertades, tanto expresivas como biográficas. Fue como reunir “el valor para vivir la propia vida” (frase que he tomado de Ibsen).

Sabemos que todos los escritores tienen obsesiones que soterradamente o abiertamente se dejan sentir a lo largo de sus libros, algunos llaman a estos “Los demonios literarios.”

Uno de los demonios que identifico es esa lucha por alcanzar la máxima potencia de nuestro ser. Y se muestra en personajes que, consciente o inconscientemente, desean una vida diferente a la que llevan y que el medio social les impone. Llevados por sus impulsos o por la intervención de un tercero, avanzan en busca de una mayor libertad. Algunos triunfan, no sin pasar por dolorosas fases de crecimiento, otros fallan, o bien porque avanzan a tientas hacia lugares psicológicos mucho más sombríos que no logran dominar, o porque el miedo los paralogiza y finalmente los frustra.

Madre que estás en los cielos es una novela exitosa. ¿Cómo haces para no dejarte llevar por la hoguera de vanidades tan característica en el mundo del escritor?

Recuperando mi rutina. Volviendo a hacer las cosas que me gustan: salir a caminar por mi sendero favorito, escribir, leer, pasar tiempo con mi pareja y mis amigos.

Te he escuchado decir que tu literatura parte de la experiencia personal. Madre que estás en los cielos contiene lazos biográficos tuyos, pero no es una novela autobiográfica. ¿Qué es lo que la aleja de la autobiografía?

Madre que estás en los cielos ocupa la escenografía de la vida de mi madre, desde su infancia hasta su muerte. Me pareció que los lugares físicos como sociales. Al mismo tiempo, en la génesis de la novela están los gérmenes de ciertos conflictos que marcaron la historia de mi familia. Pero todo lo que hay entre esa epidermis y ese núcleo es ficción. Es decir, las cosas no ocurrieron como se cuentan. La historia es absolutamente “otra” y, a la vez, en una rara manera, la misma.

Me gustaría saber tu opinión del concepto “La nueva literatura latinoamericana”.

Para mí no existe una entidad que pueda ser denominada “La nueva literatura latinoamericana”. Parece ser una categoría creada con el único fin de relevar al boom. Es decir, nace por reacción a un fenómeno que ocurrió hace cuarenta años.

La literatura de nuestro continente se ha vuelto lo bastante diversa como para romper cualquiera de estas etiquetas que pretenden compactarla en una sola masa indiferenciable. Habemos los que escribimos acerca de la vida íntima en medio del proceso de cambio de valores, otros, de la violencia que se vive en sus países, otros, de la soledad en las grandes ciudades, etc. Es decir, creo que habría que esforzarse por buscar comunidades de sentido y no geográficas o temporales.

¿Y qué piensas de la obra de Roberto Bolaño?

En cuanto a Bolaño, admiro su obra. Por ejemplo, cuando leí Los detectives salvajes, quedé fascinado por esa cincuentena de personajes que se presentan para pronto desaparecer, dejándonos la impresión de que su trayectoria, al igual que la nuestra, es efímera, intervenida por el azar y sujeta de ser alterada por nuestros deseos.

Me comentaste –mientras acordábamos la entrevista- que estás en una fase clave de una nueva novela. ¿Puedes adelantar algo de ella?

Se titula La Razón de los amantes. Trata de un matrimonio, en que tanto él como ella se sienten atraídos por un hombre que aparece en sus vidas. En el desarrollo de este triángulo se funda la novela. Aparte de la descripción de estas circunstancias tan singulares, generadoras de pasión y de tormento, intento ahondar en los matices psicológicos y morales que éstas tienen para cada personaje. Transgredida la norma moral que dicta la tradición en estos asuntos, ¿hay otros preceptos morales que deban respetarse?

Me es imposible no pedirte tu opinión sobre lo dividido que está Chile a causa de la muerte del dictador Pinochet.

Para cierta gente, el intento de la Unidad Popular de instaurar en Chile un régimen socialista marxista, en contra de los deseos de la mayoría, y su fracaso en la administración del Estado, justifican las atrocidades que Pinochet y sus secuaces perpetraron durante los diecisiete años de dictadura. Esta misma gente pareciera impermeable a las copiosas pruebas que han salido a la luz, que no dejan el menor género de duda de que se trataba de un hombre burdo, cruel y ávido de poder.
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