Thursday, October 16, 2008

Savater: «Bastante torturo a mis lectores, en esta novela no hay sermones»

El ganador del Planeta asegura que su nueva obra ha sido «un refugio»

«Bastante torturo a mis lectores con mis artículos como para insistir con el sermón; en esta novela no hay sermones, sólo hay entretenimiento», dijo Fernando Savater tras la concesión del premio Planeta por La Hermandad de la Buena Suerte, una obra de aventuras con «intriga y aliño metafísico. «Espero divertir a los lectores tanto como yo me he divertido», afirmó el autor de Ética para Amador. El entretenimiento y la diversión están trufados de gente rica y jugadora, la desaparición de un jockey, ambiciones más o menos inconfesables, carreras de caballos y apuestas. Savater se presentó al galardón bajo la máscara de Patricio y con el título provisional La curva del Pardo, en alusión a uno de los tramos del madrileño hipódromo de la Zarzuela.
El filósofo y ensayista donostiarra, de 61 años, ha escrito una novela «desengrasada» donde cada capítulo tiene sentido por sí mismo. «No me gustan las novelas premiosas, las novelas donde hay mucho relleno que demora la acción; en la mía se va al grano y he procurado que cada capítulo tenga entidad por sí mismo». No quiso destripar el argumento, pero algo adelantó: «Hay un caballo muy famoso que tiene ser montado por un determinado jockey, pero éste desaparece». Es en ese momento cuando «un magnate, del que no quiero más pistas, contrata a unos mercenarios para que le encuentren». La afición de Savater por los caballos se remonta a su infancia, cuando su padre le llevaba a las carreras del hipódromo de Lasarte, en Guipúzcoa.
Lugar de honor
La trama, como ya hiciera en El jardín de las dudas (finalista del Planeta en 1993), proyecta sobre el lector cuestiones de hondo calado, como la importancia de la suerte y el riesgo en el devenir de la vida.
«La apuesta se convierte en esta novela en una metáfora que a todos nos incumbe», afirmó. El filósofo aspira a que La Hermandad de la Buena Suerte ocupe un lugar de honor entre las narraciones que tienen a los caballos y a las apuestas como telón de fondo».
Se conformaría con un segundo puesto, puesto que el primero, a su juicio, corresponde al chileno Fernando Alegría. «Su novela El caballo de copas es insuperable»
La escritura de la novela se convirtió, según ha explicado, en «un refugio espiritual, que me ha servido como si me fuera de vacaciones».
El proceso creativo, en el que Savater «olvidaba todos los líos y los problemas», sirvió a su autor «para sobrevivir y ojalá que a algún lector le haga el mismo favor», proclama.
Con una obra ensayística tan consolidada y una etiqueta ganada a pulso como filósofo polemista, es inevitable que el Savater pensador se intente colar en la novela aunque él mismo asegura: «he intentado que el filósofo no meta baza, porque la gente ya está bastante harta y por eso quería una narración pura».