Saturday, April 21, 2007

«No soy un literato, por eso jamás hablo de literatura, lo que me gusta es hacerla»

El autor, que se sometió ayer a sus lectores, prepara una «novela sobre el comercio del XIX»

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Divertido, parlanchín, genial orador, «buen cocinero» -dice ante una copa de vino y una bolsa de patatas fritas-, Álvaro Pombo, uno de los mejores escritores del presente literario, se jacta de ser tan puntual, como Phileas Fogg, -«por el que pocos apuestan que llegue a la hora tras un largo viaje»-, de conocer el pasado, aunque mira adelante como buen consumidor de la vida, y de divertirse escribiendo, no así hablando de escritura. Ayer vino a Gijón a enfrentarse a sus lectores, que, bajo la tutela de su amigo José María Guelbenzu, han analizado cada coma de 'Donde las mujeres'.

-Han pasado más de 10 años por la novela elegida ¿es la que usted hubiese escogido para el seminario?

-Probablemente. Creo que ha sido una genial elección, porque 'Dónde las mujeres' es mi mejor novela, sin duda, la mejor construida.

-En alguna ocasión ha apostado por otras más arriesgadas como 'La aparición del eterno femenino contada por su majestad el rey'.

-Lo cierto es que la relación de los escritores con sus novelas es muy oscilante. A todos nos gusta siempre la última, porque no creo que tengamos una idea muy equilibrada. Estamos siempre en el proceso, en el 'trabajando'.

-¿No le gusta mirar hacia atrás?

- Soy una persona más del futuro que del pasado. De los que piensan que todo tiempo pasado fue peor. Creo que eso me hace vital.

-Entonces no le pregunto por aquella primera novela del 73 que se tuvo que publicar usted mismo.

-Qué tiempos, recuerdo la ilusión de aquel libro y la maravillosa edición del segundo que pude publicar gracias a Rosa Regás y que, como estaba editado en azul y plata, decíamos, poniéndonoslo al lado del cuerpo, 'Es que va con todo'.

-¿Soñaba entonces con el triunfo de ahora?

-Tomo con deleite los beneficios de mi edad y de mis libros, sin pensar más allá de que tengo que seguir trabajando.

«Hago el mejor besugo»

Mientras sigue hablando Pombo solicita al camarero un nuevo vino y una pequeña media noche de jamón (no ha comido en todo el viaje hacia Gijón y son las cuatro y media de la tarde). Inevitablemente habla entonces de comida.

-Preferiría una lubina al horno, o un besugo, que no sabe cómo los preparo. Hago el mejor besugo del mundo (se ríe)

-Hay buena relación entre la literatura y la cocina.

-Qué remedio, todo el día metidos en casa. La necesidad de centrarnos en el trabajo nos obliga, a mí por lo menos, a ser muy caseros y uno acaba cocinando. Sabe, yo soy muy cáncer.

-¿Qué le gusta hacer cuando no escribe?

-Sobre todo, nada. Me encanta pasear, montar en bicicleta...

-¿Qué le disgusta?

-Odio las tertulias literarias y tampoco me gusta mucho viajar. Es un gran esfuerzo para mí.

-¿Le ha costado entonces venir a Gijón?

-He venido por Guelbenzu. Bueno he de confesar que una vez obligado a salir de casa disfruto mucho de los lugares. Mañana, sin ir más lejos, me pienso dar un buen paseo por la playa. Préstame mucho, como decían mis amigos. Sabe mis mejores amigos de juventud eran todos asturianos.

-¿Qué libro tiene en su mesita de noche?

-Uno de historia del siglo XIX español.

-¿Por qué los grandes novelistas siempre están leyendo ensayos o historia y nunca novelas?

-En mi caso es que soy un hombre de Filosofía, no me interesa nada la literatura. No soy un literato, por eso jamás hablo de literatura. Lo que a mí me gusta es hacerla, la praxis.

-Imagino que también investiga en la historia para documentarse.

-Claro, ahora estoy preparando una novela sobre el comercio, precisamente ambientada en el siglo XIX.

-Si no le gusta hablar de literatura no puedo preguntarle por sus autores favoritos.

-Mejor pregúnteme por mis lectores.

-A sus órdenes.

-Me gustan los de 3o años para arriba, porque puedo hablar con ellos. Los jóvenes son muy guapos, pero un poco sosos.

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