Tuesday, November 28, 2006

Un Oaxaca incidental

Saramago leyó un comunicado de la APPO
El escritor al momento de dar lectura al documento.

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La charla originalmente estaba dedicada a su relación con Andalucía. Denunció y llamó a repudiar la detención de miembros de la Asamblea Popular.

La política fue echada por la puerta pero volvió a entrar por la ventana. El tema era “Un portugués en Andalucía”, pero terminó convertido en “Un portugués en Oaxaca”. El carácter político del premio Nobel de Literatura José Saramago desplazó a un segundo plano el tema propuesto por sus amigos del país invitado, y devolvió el debate político a los reflectores.
El escritor andaluz Juan Teba había abierto plaza proponiendo la relación amorosa de Saramago con su esposa Pilar, andaluza de nacimiento, como cifra de la “profunda conexión” del novelista y ensayista con sus vecinos ibéricos. Saramago, quien había sido ovacionado ya desde su llegada al salón por la multitud que lo abarrotó, anunció que le había sido entregado un comunicado de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y que le daría lectura.
“No lo hice antes, en la mesa política con Tomás Eloy Martínez y Elena Poniatowska, porque no sabía si a ellos les iba a parecer. Pero aquí soy amo y señor y mi amigo Teba es un mero comparsa, así que lo leeré”, dijo el escritor.
El comunicado, leído con cierta dificultad por el portugués, que sufrió un poco con la pronunciación de los nombres de localidades oaxaqueñas y veracruzanas, denuncia las detenciones de miembros y simpatizantes de la APPO durante los días recientes, y convoca a la sociedad y organismos civiles a repudiarlas. “La situación es indignante”, dijo el autor de Ensayo sobre la ceguera al terminar la lectura.
Una asistente levantó la voz para decir: “Es el estilo de Bush”. Sin perder la calma que siempre lo caracteriza, y que Juan Teba define como “su usual sabiduría”, Saramago se limitó a decir: “México ya conoce ese estilo Bush desde hace mucho tiempo”.
Muchos de los asistentes callaban, quizá desconcertados. Otros prorrumpieron en aplausos y hasta se escuchó algún “bravo”. “A mí lo que me gusta de este señor es su solidaridad con todo lo bueno”, le dijo un hombre de cierta edad a su esposa, en la parte lateral del salón.
Sin embargo, no todos compartieron la opinión. “Yo creo que preferiría que hablara más de literatura, que es lo suyo”, comentó a sus amigas una mujer con el cabello teñido de rubio.
Una vez liquidado el asunto, y mientras los periodistas mexicanos y extranjeros corrían a llamar a sus redacciones, José Saramago tomó aire y comenzó, entonces sí, a hablar de Andalucía.

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