Tuesday, May 27, 2008

Dickens y el molesto señor Andersen

Nada peor que invitar a un amigo por unos días y que se te instale durante semanas.................
Dickens: fueron cinco semanas infernales
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Marcelo Justo, BBC Mundo /Servicios Google

Es lo que le pasó a un grande de la literatura, el inglés Charles Dickens, con otro grande, el danés Hans Christian Andersen, autor de cuentos como "El Patito Feo" o "La Sirenita".

Sucedió en 1857.
Andersen había visitado por primera vez Inglaterra 10 años antes.
En los salones de la condesa de Blessignton, que solía congregar a la crema y nata de Europa, conoció a Dickens.

Historia de dos escritores
Andersen admiraba al escritor inglés y se lo hizo saber, llamándolo "el mas grande de la época".
Dickens también sentía una gran admiración por Andersen: las condiciones estaban dadas para una amistad memorable.

El mes siguiente, Dickens fue a visitarlo a su alojamiento en Londres.
Andersen durmió acá cinco semanas, que a la familia le parecieron años

Charles Dickens
Como Andersen no estaba en casa, Dickens dejó un paquete con ejemplares de sus libros, entre ellos uno que se pone a la venta por unos 300 mil dólares la semana próxima en la feria de Libros Antiguos de Londres.

El libro tiene una dedicatoria que dice: "A Hans Christian Andersen de su amigo y admirador Charles Dickens".

Los dos escritores mantuvieron una cordial correspondencia durante lo diez años siguientes.

En el papel, hasta la fatídica visita de Andersen en 1857, fue la mejor de las relaciones.

El patito feo
La realidad complicó un poco las cosas.

Poco antes de llegar el autor de El Patito feo le envió una carta diciéndole que no se preocupara porque no lo iba a "importunar demasiado".

Pero su estadía de "unos días", empezó a eternizarse.

Pasaron una y dos semanas, luego tres y cuatro, y el desgarbado escritor danés seguía en casa.

Para Andersen, que admiraba tanto a Dickens, estar cerca del escritor era como un cuento de hadas de la literatura.

Para Dickens y su familia fue un infierno.

Ni siquiera entre los niños Andersen fue popular.

Una de las hijas de Dickens lo apodó el "huesudo aburrido".

Cuando finalmente se fue, Dickens escribió en el espejo del cuarto en el que había pernoctado el danés: "Andersen durmió acá cinco semanas, que a la familia le parecieron años".

Andersen, que nunca se caracterizó por su tacto social, no captó ninguna de las insinuaciones que le hicieron durante todo ese tiempo.

Hasta el final de sus días no entendió por qué Dickens no le volvió a responder sus cartas.

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