Sunday, September 24, 2006

La revolución de la riqueza

La revolución de la riqueza
Alvin Toffler y Heidi Toffler
Traducción de Julià de Jòdar. Debate.2006. 651 páginas, 29’90 euros


Hegeliano y marxista de formación, Alvin Toffler es en la actualidad, junto con su mujer Heidi, profesor en la National Defense University de Washington. Ambos dirigen una empresa de consultoría, Toffler Associates (toffler.com), que desde hace muchos años asesora a empresas y gobiernos de todo el mundo interesados en la prospectiva y en la influencia de las nuevas tecnologías sobre el desarrollo económico y social.

No deja de ser curiosa la transformación del joven estudiante de izquierdas de la Universidad de Nueva York en el famoso y reputado senior adviser actual, alineado con la política de seguridad desplegada desde Washington por la administración norteamericana. En cierto modo, sólo en cierto modo, recuerda el cambio experimentado por Zyg-munt Bauman, que también partió de Hegel y Marx y ahora explica el mundo desde una posición crítica pero con una carga de complejidad y ambivalencia que no cabe en los viejos maestros alemanes.

Bauman (Poznan, 1925) y Toffler (Nueva York, 1928) coinciden en sus lúcidos análisis del vertiginoso cambio que mueve el mundo actual. Bauman desde su teoría de la sociedad líquida, Toffler desde su larga reflexión sobre la tercera ola. Atentos en sus textos a la transformación de los lazos afectivos y de corresponsabilidad que están teniendo lugar en la vida familiar y amorosa. Transformación que a ellos dos, hombres de una mujer, esposa y compañera de trabajo para toda la vida, les inquieta por sus amplias e inciertas repercusiones individuales y sociales y les sirve de metáfora para advertir que el acelerado cambio actual puede convertirse en un despeñadero.

La revolución de la riqueza es un texto largo y denso del que es difícil afirmar si es más interesante su análisis del pasado o su predicción del futuro. Tanto lo uno como lo otro prenden al lector a páginas implacables que sin duda han de molestar a derecha e izquierda, a ricos y pobres, a creyentes y agnósticos. En todo caso es un libro encadenado a la obra anterior de los Toffler que, como se recordará, saltaron a la fama mundial en 1970 cuando publicaron El shock del futuro (1971), el primer libro de una trilogía que se completó con La tercera ola (1980) y El cambio de poder (1990). En 1993 publicaron War and Anti-War, traducido un año después al español como Las guerras del futuro, obra en la que anticipan el papel de la comunicación en guerras tan características del siglo XXI como las de Afganistán, Iraq o la última de Líbano.

Los cincuenta capítulos que articulan esta obra comienzan por señalar que la revolución de la riqueza no es otra cosa que una fuente de oportunidades para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la Tierra. “La riqueza tiene futuro”, afirman los Toffler, a condición, eso sí, de conocer su génesis y sus fundamentos. El dinero y el bienestar se han producido según los autores a lo largo de tres grandes periodos de cambio. La Primera Ola llegó con la invención, seguramente a cargo de una mujer, de la agricultura. La tribu nómada aprendió a cultivar y aparecieron sobre la Tierra los primeros granjeros. Nace entonces el concepto de trabajo y se inicia un lento aumento de la población dedicada al trabajo manual en un medio rural.

La segunda y gigantesca oleada es la consecuencia de la transformación de las sociedades agrarias en comunidades urbanas e industriales. Dicho cambio aparece según los Toffler hacia 1650. El surgimiento de la Revolución Industrial trae a la historia la estandarización, la especialización, el centralismo y la producción a una escala cuanto mayor mejor. En opinión de los autores, si todos esos ingredientes se ponen sobre la mesa lo que se consigue es burocracia, burocracia piramidal. Hace ya más de trescientos años la revolución científico técnica no sólo cambia la forma de producir bienes, dinero, sino también la organización del mundo y, como se señala en estas páginas, la producción manual es desplazada por la producción en serie. En esta Segunda Ola se expande una cultura en la que la figura del productor queda separada de la del consumidor. Es la ola de la sincronía.

La Tercera Ola comienza según los Toffler a finales de los años 50 del siglo XX con el comienzo de la carrera espacial. Su consecuencia es un cambio que trae una sociedad postindustrial en la que las grandes, inmensas compañías, perciben que la Sociedad de la Información está transformando sus potenciales clientes y que no sólo se está hablando de nuevas tecnologías, hay algo más. De lo que se trata es del paso de la industria al conocimiento. Ya en el ecuador de este volumen los autores desgranan las características, y las consecuencias, del conocimiento en los albores del siglo XXI.

Uno de los efectos más característicos de la sociedad del conocimiento es la aparición del prosumo. Éste no es sino “una enorme economía oculta, en la que se produce una gran cantidad de economía no detectada, no calculada y no remunerada. Es la economía prosumidora no monetaria”. El término prosumidor lo acuñaron los Toffler en La tercera ola para designar a todo aquel que crea recursos, bienes de todo tipo, servicios o experiencias para su propio disfrute o para ayudar a los demás. Quien haya tenido un ser querido en un hospital sabe bien lo que es un prosumidor, en todas aquellas ocasiones que se ha ocupado de su enfermo. Un prosumidor, con gran frecuencia una mujer, crea riqueza y en el futuro está destinado a ser un elemento crucial en la sociedad propiciada por la revolución de la riqueza.

La decadencia de las sociedades industriales es imparable en Occidente, tal como argumentan los Toffler en la última parte de este volumen. El nuevo sistema de riqueza emergente no se puede entender en el marco de la economía convencional. El conocimiento es la nueva clave del desarrollo personal y social y dicha clave implica un nuevo concepto del espacio y del tiempo. El prosumidor tendrá, gracias a los avances científicos, nuevas herramientas a su disposición y eso aumentará su productividad. Por otro lado, los combustibles fósiles quedarán substituidos por nuevas energías. Entre ellas los Toffler señalan el helio-3, abundante en la Luna.
Se cierra este volumen con una apuesta por la desaparición de la sociedad de masas. En el mundo de la sociedad opulenta que dibujan los Toffler las economías de conocimiento intensivo permitirían transformar a los trabajadores en creativos de clase media capaces de desarrollar sus iniciativas y perfilar sus actividades preferidas.

Es evidente que La revolución de la riqueza es un magnífico ejercicio de análisis histórico y de la sociedad actual. Documentado y brillante, evidencia una capacidad de observación excepcional. Sin embargo los Toffler parecen tener un punto ciego inmenso en sus retinas porque son incapaces de percibir todo aquello que se relaciona con las consecuencias del cambio para la vida de las personas. Tampoco entran en cuestiones éticas que en el terreno de la biología, la genética y las ciencias de la salud tienen una trascendencia innegable. Al mismo tiempo, el optimismo de los Toffler en torno al papel de la razón y de la ciencia puede parecer excesivo o voluntarista. No obstante, y aunque como ya se ha escrito la periodización de la historia en tres grandes olas o sistemas de producción parece un tanto rígida, lo cierto es que los Toffler no pretenden la finura académica, lo suyo es trazar grandes panoramas, dibujar a grandes trazos el futuro. Y eso, aunque sea con la brocha gorda, lo hacen muy bien aunque molesten a veces.

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